Desde hace 25 años soy morelense por adopción. Considero a este Estado como el “Paraíso del mundo”. Amo este lugar y deseo regresarle un poco de lo mucho que nos ha dado a mi familia y a mí.
Mis dos hijos, fruto de un matrimonio armonioso y feliz, desde hace casi 20 años, son mi motor de vida, me impulsan a dar lo mejor de mí, siempre.
Soy de esas personas que cree en los demás, creo que la gente es buena por naturaleza y merece tener la oportunidad de lograr todo su potencial. Me encantaría poder compartir lo que pienso y siento con las personas, por ello me contento al saber que a través de mis actos puedan saber quién y qué soy.
Como miembro activo de la sociedad, estoy consciente de que generar un verdadero cambio va más allá de pagar impuestos y generar empleos. Para generar un cambio verdadero, hay que trabajar desde la raíz.
Necesitamos empoderarnos como individuos; cada una de nuestras acciones tiene importancia y repercusiones, negativas o positivas, ese cambio que estamos buscando tiene que comenzar a darse desde nuestro propio metro cuadrado, para que después en conjunto, como un gran equipo, podamos lograr grandes cosas.
Lo importante no es sólo quejarse, es trabajar en pro de la sociedad, presentar propuestas y tener la voluntad de participar en ellas. Trabajar con amor, para entender y aceptar los diferentes procesos de desarrollo que todos experimentamos.
Considero que uno de los mayores logros de mi vida ha sido mi crecimiento interno, paulatino pero continuo.
A través de años de trabajo he llegado a encontrar a mi verdadero ser; saber quien soy me permite llevar mi vida honestamente, ser congruente entre mis palabras y cada una de las acciones que realizó por y para los demás, pues el respeto hacia todo ser vivo es el principio básico para poder avanzar hacia un verdadero cambio.